martes, 9 de diciembre de 2014

9 DE DICIEMBRE DE 1759 LLEGA A MADRID CARLOS III, SU MEJOR ALCADE Y EL MÁS NOTORIO




En 1759 llega a Madrid, procedente de Nápoles, Carlos III, para hacerse cargo del trono de España.

Carlos III de Borbón, llamado «el Político»
[b] o «el Mejor Alcalde de Madrid» (Madrid, 20 de enero de 1716-ibídem, 14 de diciembre de 1788), fue duque de Parma (como Carlos I) entre 1731 y 1735, rey de Nápoles (como Carlos VII) y rey de Sicilia (como Carlos V) de 1734 a 1759 y de España desde 1759 hasta su muerte

Carlos era el tercer hijo varón de
Felipe V que llegó a la vida adulta y el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel de Farnesio, por lo que fueron sus medio hermanos Luis I y Fernando VI, quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de estos llevaría a Carlos a ocupar el Trono español.

Carlos sirvió a la política familiar como una pieza en la lucha por recuperar la influencia española en Italia: heredó inicialmente de su madre
los ducados de Parma, Plasencia y Toscana (1731); pero más tarde, al reconquistar Felipe V el Reino de Nápoles y Sicilia en el curso de la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-1735), pasó a ser rey de aquellos territorios con el nombre de Carlos VII. Contrajo matrimonio en 1738 con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania y rey de Polonia.

De los monarcas borbónicos, será
Carlos III quien tenga mayor influencia sobre la fisonomía de la capital, siendo conocido como "el mejor alcalde de Madrid". Realizó el primer ensanche, en el sector meridional, con las amplias avenidas y paseos de Acacias, Delicias, Melancólicos, Olmos y Chopera, mandó construir la actual Puerta de Alcalá, los Paseos de la Castellana, Recoletos y Prado y el Museo del Prado. Durante su reinado la población alcanzó los 160.000 habitantes.
Su consonancia con las
ideas ilustradas imperantes en la época le llevan a promover la construcción de obras públicas, para uso y disfrute de los ciudadanos, a veces continuando la labor iniciada por sus predecesores. Las calles se amplían y se adornan con fuentes y jardines; se construyen puentes y nuevos y más modernos edificios; se arreglan caminos; etc. Para ello, los monarcas se rodean de grandes arquitectos, como Sabatini o Villanueva, que dan a la ciudad un aire neoclásico.
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