Desde nuestra perspectiva profesional y personal, vemos cada día cómo los cumpleaños infantiles han pasado ser una fiesta ludica dónde el niño/a es el verdadero protagonista, a ser, una fiesta dónde los padres pasan a proyectar sus propias inquietudes e inseguridades.
Muchos optan por celebrar de forma individual el cumpleaños de sus hijos, mientras que en otros casos, nos vienen a pedir asesoría padres y madres para celebrar el cumpleaños de sus hijos/as a medias con otros niños/as de clase.
Cualquier opción es buena, siempre y cuando no genere verdadero estrés entre los adultos, hasta tal punto, que comienzan a crearse grupos dentro de las clases, o dónde algunas madres se niegan a celebrar el cumpleaños con otras madres porque piensan que el otro niño o niña, no es lo "suficientemente bueno" para compartir con su hijo o hija un día tan especial. Hablamos de menores que cumplen 8, 7, 6 y 5 años......
Historias que pasan por grupos de padres y madres que iban a celebrar el cumpleaños a medias, entre las dos familias, y a mitad de la celebración uno de ellos se retira y deciden celebrarlo solos, dejando a la otra familia colgada, de manera que ésta se queda sin celebrar el cumpleaños,
O madres o padres que se ven con la soga al cuello para elegir con quién van a celebrar el cumpleaños a medias, si con unos padres o con otros, porque entre estos dos últimos hay conflicto, y se ven presionados por una de las dos partes.
Queríamos hacer esta reseña en el blog, porque es una situación que se repite más de lo que se cree.
Los adultos siguen proyectando en sus hijos e hijas sus propias frustraciones..... perjudicándoles, a nuestro parecer, ya que son ellos y ellas los que pasan una media de 5 horas diarias con sus compañeros, aprendiendo codo a codo, y no sólo aprendiendo contenidos de un proyecto curricular, si no aprendiendo a ser personas.
No se trata de invitar a toda la clase por qué sí, si no se puede económicamente o no se quiere entrar en el juego de los cumpleaños de toda la clase, perfecto, se trata más bien de no discriminar, de no hacer llegar a nuestros hijos o hijas, la simpatía o no que podamos tener por una familia del colegio, se trata de no proyectar.
Por qué al final no se trata sólo del rato del cumpleaños, se trata de facilitar la convivencia en el centro.
Reflexionemos.